En Grupo El Alto creemos que todos los grandes momentos se construyen a base de pequeños detalles que, uno tras otro, conforman la experiencia de los invitados. Y pocas personas representan mejor esta filosofía que Isabel Aliño, la hermana más discreta de la saga familiar.
Una historia marcada por la pasión
Isabel Aliño lleva desde el año 2016 poniendo su corazón en el área de Relaciones Públicas y Bodas de Alta Sociedad de Grupo El Alto. Es una persona minuciosa y atenta, que trabaja en silencio, cuidando cada detalle. Ha convertido la calma en su sello personal, y puede verse la huella de su trabajo en cada evento, una mano invisible que hace que todo funcione como una sinfonía.
La historia de Grupo El Alto, con cuatro décadas a sus espaldas, nace con Isabel Mª Alfaro Lassala, madre de la familia. De ella aprendió la pasión y el saber hacer en la gestión de eventos y espacios. Y también el cuidado por el detalle, que va desde el producto y los ingredientes de la tierra, hasta valores intangibles como la confianza de los clientes, que en Grupo El Alto cuidamos cada día y que constituye la base de todo lo que hacemos.
La importancia de escuchar y cuidar los detalles
Isabel aporta una sensibilidad especial y una capacidad de escucha diferente, para que el cliente solo se preocupe de disfrutar del evento. Ella cuidará cada momento. Su forma de trabajar es la prueba de que los detalles lo son todo: la bienvenida de los invitados, la armonía que debe existir en los tiempos que forman una celebración, o la discreta coordinación entre los equipos dentro de un congreso.
Hoy, la siguiente generación de Grupo El Alto —Isabel, Ignacio y Fernando— continúa defendiendo esos valores, convencidos de que no existe improvisación a la hora de conseguir la excelencia.
